RESEÑA: LA TRAICIÓN DE ROMA (TRILOGÍA ESCIPIÓN, III)
-->Nº de páginas: 800
-->Editorial: B de Bolsillo (Penguin Random House)
-->Año de publicación: 2011
-->Género: Ficción Histórica
-->ISBN: 978-84-1314-360-6
SINOPSIS: "He sido el hombre más poderoso del mundo, pero también el más traicionado". Así comienza Escipión sus memorias en La traición de Roma, donde conoceremos su épico final y el de otro de los personajes más legendarios de la historia: Aníbal. Ambos se enfrentarán en la brutal batalla de Magnesia, un combate sin redención posible para el perdedor. Esta es también la electrizante historia de una familia, unos tiempos y una ciudad, Roma, que emerge victoriosa, sin importarle arrasar en su imparable ascenso todo y a todos, incluso a sus héroes.
RESEÑA: A pesar de comenzar al trabajo de nuevo y tener varias cosas entre manos que lastran la lectura en exceso, puedo confirmaros, desde un principio, que no ha resultado esta una novela de fácil acceso. No quiero decir con esto que haya sido un mal libro ni, por supuesto, una mala finalización de la trilogía, nada más lejos de la realidad. Sin embargo, es una novela con altibajos, que comienza con una primera mitad intensa y que, tras llegar a su clímax, deja que el interés decaiga poco a poco debido a una serie de características, que no fallos, que hacen de la lectura algo más arduo de lo esperado.
Comenzamos la novela (y cada parte en la que está dividida esta) con un fragmento de las memorias de Publio Cornelio Escipión (escritas por el propio autor, pues las originales se perdieron) quien nos relata de primera mano cómo ha caído, a causa de la soberbia propia y la envidia ajena, desde la posición de mayor general de Roma hasta la de un hombre desterrado, alejado de todo y de todos y sin mayor poder que el que ostentara en un pasado. Este contraste, por un lado, es muy interesante de ver y cierra muy bien el arco argumental de Publio, quien comienza aún en su máximo apogeo tras la batalla de Zama y que, poco a poco, por fallos suyos y artimañas de sus enemigos, va cayendo en un pozo sin fondo, alejándose de su familia y de la posición que ostenta; sin embargo, por otro lado, se hace duro de leer a partir de esa segunda mitad, pues la acción cede paso a los juicios populares y del Senado, que no resultan ni la mitad de interesantes o intensos que en las pasadas entregas de la trilogía.
Como digo, esto sucede a partir de la segunda mitad de la novela, pues la primera está caracterizada no sólo por el regreso triunfal de Publio, sino también por la preparación del enfrentamiento final contra el rey Antíoco III de Siria, quien manejaba un invencible ejército de 100.000 soldados. Esta batalla, épica como bien nos tiene acostumbrados Posteguillo, está descrita con gran detalle, con escenas trepidantes, sangre, sudor y lágrimas y unas estrategias dignas de los mejores generales de la historia. Hasta aquí, puedo decir que la novela mantenía perfectamente el nivel de sus predecesoras.
"Los que hemos ganado muchas veces, los que conocemos el sabor dulce de la victoria sabemos detectar con claridad el amargo regusto seco de la derrota completa."
El problema que frena el ritmo de la lectura, en mi opinión, viene dado por dos puntos principales: por un lado, entran en juego nuevos personajes, como Graco, Areté o Cornelia Menor, la hija pequeña de Publio, que carecen del gran carisma con el que contaban la mayoría de los anteriores personajes; esto incluye, además, una disminución en el nivel del antagonista, pues Catón, aunque despreciable, no llega al nivel de construcción y complejidad que presentaba Quinto Fabio Máximo; y por si fuera poco, en esta tercera entrega, la figura de Aníbal casi desaparece por completo, especialmente tras la batalla de Magnesia. Aquí comprendo que Aníbal empezase a disminuir en importancia como enemigo de Roma, pero el autor parece olvidar el gran paralelismo existente entre él y Publio, que no deja de remarcar con varios encuentros privados entre ambos, y se olvida del gran general cartaginés durante numerosas páginas, lo que resulta en la pérdida de uno de los grandes alicientes de la historia.
Por otro lado, nos topamos con un cambio de hilos conductores en la trama, pues si bien en las anteriores novelas los principales motores eran la guerra y las intrigas políticas, aquí estos ceden paso a las relaciones familiares, la descripción de los juicios del Senado y la revisión de los actos pasados. Esto, reitero, se desarrolla especialmente tras la batalla de Magnesia, lo que nos deja con aún menos motivaciones para seguir leyendo. Es el ocaso de Publio Cornelio Escipión y, como ya mencioné, su desarrollo está hecho a la perfección, eso es innegable; pero no he podido leer esta parte del libro sin pensar en las ganas que tenía de finalizarlo.
Y esto último, además, se debe al hecho de que no hay misterio en las últimas páginas, pues uno ya sabe como terminará el libro nada más empezarlo. Salvo una escena peliculera para añadir un épico colofón a la vida de uno de los mayores generales de Roma, no hay nada que buscar, más que la finalización de tan intensa odisea.
Como conclusión, ha sido un buen libro y un buen cierre de la trilogía, pero, desde mi punto de vista, es una lectura más difícil y más floja que las dos anteriores entregas. La perfección es complicada de mantener.
VALORACIÓN
-He decido valorar esta obra con una nota final de 8/10.
-⭐⭐⭐⭐/5
Muchas gracias por leer
😎😎
Aníbal

Comentarios
Publicar un comentario